EL ESTUDIANTE

EL ESTUDIANTE

      

          Empezamos por un estudiante de Magisterio que estudió en la Calle Guillén de Castro. Ubicada

cerca de la calle Hospital, donde está la policía y, normalmente, se sacan y actualizan los carnets y pasaportes tanto para españoles como extranjeros

          Y, en la calle estrecha que sigue, se encuentra la Biblioteca de Valencia  y la ruta de la seda, donde hay telares en los que se confeccionan muchas telas de seda y, también, se pueden contemplar los telares de madera antiguos. Y se confeccionan los trajes hermosos de falleras y falleros.

           Volviendo a los estudiantes, después de la Escuela de Magisterio, continuamos con la Universidad de Valencia; dedicada a Dº Luis Vives en el edificio de la Nau. Entramos y nos encontramos con un claustro precioso, lleno de arcos donde se sujetan columnas con cornisas de estilo corintio. Encima, hay una balustrada con otras columnas de arte románico.

           Y, arriba del todo, hay un reloj muy grande y bonito. En el centro del claustro hay un busto de LUIS VIVES donde en números romanos pone su nombre y fecha de nacimiento.

             Dentro de una sala se encuentran todos los premios Nóbeles de aquella época. Actualmente, también hay una sala donde se hacen obras de teatro. En otra sala ponen exposiciones de fotografía que impactan bastante y son muy recomendables. Yo vi, junto un grupo de amigos, una exposición en blanco y negro de la época de hace muchos años de valencianas y valencianos con los trajes típicos, recogiendo naranjas y en los arrozales los hombres. 

            Me llamó la atención una fotografía de valencianas vestidas de clavariesas. Y una enorme cámara de fotografía antigua, muy espectacular.

              

         Desde la ventana puedo observar el Instituto Luis Vives que es un edificio, parece ser, modernista, como los que tenemos tan bellos en la ciudad de Valencia, pues tenemos al lado el Ayuntamiento y, bueno, tantos tan importantes como los que tenemos en la plaza, por ejemplo, el edificio de Correos, con su escalinata de entrada y esa enorme puerta de madera giratoria, como grandes hoteles a los que no tiene nada que envidiar, y su cúpula gigantesca, con esas vidrieras preciosas de diferentes colores que cuando, nuestro divino sol las atraviesa, dan una paz a aquellas personas que todavía mandamos cartas escritas a mano, dibujos, regalos... como el bolígrafo que yo compro todos los años en Navidad.

          Espero que este artículo os haya gustado. Y va dedicado a todos los profesores y profesoras de la promoción de 1940. Entre ellos, mi padre, tanto como buen profesor como padre al que tengo gran admiración.

Firmado: Ελενα