viernes, 20 de octubre de 2023

El dolor con dolor se va

 La autolesiones no son llamadas de atención ni implican necesariamente ideas suicidas.

Yo recuerdo por qué lo hacía y había una frase que siempre me repetía, quizás como excusa, quizás para lograr entenderme. El dolor con dolor se va. ¿Pero desde cuándo es así? ¿Desde cuándo tienes que pensar así? Son preguntas que aún no encuentro sus respuestas, pero, os aseguro, que las encontraré. Pensando en esa frase no la veo ni como excusa ni como algo para entenderme. Si os soy sincera aún creo en esa frase, pues sí se cumplía cuando lo llevaba a cabo.

Y os preguntaréis cómo he logrado dejarme de autolesionar, al final se vuelve una adicción y una adicción muy fuerte. Os pondré en contexto y responderé a esta pregunta.

Yo llevaba autolesionándome desde los 9 años y ahora tengo 26, sí, desde los 9. Era muy grande el dolor que sentía hacia situaciones extremas que vivía. Por lo que me di cuenta que al golpearme o cortarme me centraba tanto en el dolor físico, que el dolor mental desaparecía o menguaba. Mi historia continuó y cuando ya había intentos de suicidio y más autolesiones, porque la situación no mejoraba, mi vía de escape, eran esas conductas, me salvaron, me salvaron de verdad. Me sacaron de golpe a un mundo lleno de pocos peligros no como el que vivía yo.

Y podrías creer que entonces encontré mi lugar y otras vías de escape, pues rompiendo tu idea no fue así, al contrario, las autolesiones crecían, juegos con la comida e intentos de suicidio era diario, era mi día a día. Y era diario porque no veía las consecuencia, no veía que estaba muerta en vida, no veía que estaba matando en vida a los que me querían, pero no veía ni siquiera que me quisieran y yo me odiaba tanto que solo quería verme sufrir.

Te aseguro que agradecía a aquellas personas que me salvaron y a día de hoy les quiero más que a mí y eso que me quiero, pero en esos momentos solo pensaba en mí y en querer desaparecer, más bien en dejar de sufrir.

Fui cambiando de lugares, de situaciones y al final volví a situaciones extremas  con gente que no me quería y me destrozaba.

Pero entonces, a mis 25 me di cuenta, un poco tarde, que no tenía que odiarme a mí, ni a los demás, pero tampoco debía seguir con quien me hundía. Y entonces ocurrió, ocurrió un pequeño cambio, empecé a autolesionarme menos, empecé a ver el sol  y cuando creía que la situación la controlaba volví a caer.

Unos meses  después, ocurrió lo mejor que me ha pasado en mi vida, me volvieron a sacar, me volvieron a salvar, me hicieron mirar con perspectiva y vi las consecuencia de mis actos,  miré al miedo a los ojos mientras me sostenían y ese fue el mejor momento de mi vida, lloré mucho, aguanté mucho dolor, pero aprendí que había otras vías de escape, entendí que el dolor con calma se va, y que si te dejas ayudar podrás ayudar y dejar de sobrevivir.

Solo me queda agradecer que llevo un año y medio limpia, queda agradecer a aquellos que me salvaron aunque realmente me salvé yo , como ellos dicen, pues no puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado.













2 comentarios:

  1. Que profundo este texto. Me ha legado al alma!!

    ResponderEliminar
  2. Hay que ayudarnos todos y en el CRIS nos ayudan mucho los profesionales viva el CRIS y viva los profesionales

    ResponderEliminar