Cada 8 de marzo, el mundo se detiene por un momento para reconocer y reivindicar los derechos de las mujeres, un día de conmemoración y reflexión sobre los avances logrados, pero también sobre los retos que aún persisten en nuestra sociedad. Este Día Internacional de la Mujer no solo busca visibilizar las desigualdades de género, sino también darle un espacio a las voces de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, incluido el de la salud mental.
El 8 de marzo conmemora un hecho histórico que marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres. En 1908, en Nueva York, un grupo de mujeres trabajadoras de la industria textil se declaró en huelga para exigir mejores condiciones laborales, una jornada de trabajo de 10 horas, mejores salarios y el derecho al voto. Durante la huelga, el dueño de la fábrica las cerró dentro de su edificio para impedir que continuaran con su protesta. Trágicamente, un incendio se desató en la fábrica y 129 mujeres murieron. Este trágico suceso puso de manifiesto la necesidad urgente de mejorar las condiciones de trabajo y la vida de las mujeres, lo que impulsó la creación de un día para conmemorar y seguir luchando por sus derechos.
Desde entonces, el 8 de marzo se ha convertido en un día de lucha y reivindicación para todas las mujeres, independientemente de su contexto social, económico o cultural.
En el ámbito de la salud mental, las mujeres siguen enfrentando desafíos específicos que requieren atención y reflexión. A lo largo de la historia, el diagnóstico de salud mental en mujeres ha sido a menudo malinterpretado o incluso ignorado, subestimando sus emociones o atribuyéndolas exclusivamente a cuestiones hormonales o a una supuesta "debilidad femenina". Este estigma ha sido uno de los mayores obstáculos para que las mujeres reciban la atención que merecen.
Las mujeres son más propensas a experimentar trastornos de salud mental como la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios, debido a una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. La carga de responsabilidades múltiples, como la conciliación entre el trabajo, el hogar y el cuidado de la familia, puede ser un factor estresante adicional. La presión de cumplir con los ideales de belleza, la discriminación laboral, la violencia machista y la desigualdad salarial son solo algunos de los elementos que afectan de manera significativa la salud mental de las mujeres.
Sin embargo, a pesar de estos retos, las mujeres han sido también pioneras en la lucha por un mejor acceso y tratamiento para la salud mental. Han formado comunidades de apoyo, compartido sus historias y dado visibilidad a la importancia de cuidar el bienestar emocional, mostrando que la vulnerabilidad no es un signo de debilidad, sino una forma de resistencia y resiliencia.
En este Día Internacional de la Mujer, es fundamental recordar que el acceso a una salud mental de calidad es un derecho inalienable para todas las personas, independientemente de su género. Las mujeres con diagnóstico de salud mental no deben ser estigmatizadas ni invisibilizadas. Es crucial crear espacios donde se validen sus experiencias y se promueva el cuidado de su bienestar emocional, sin prejuicios ni estigmas. Mañana, 8 de marzo, nos unimos en la voz de todas aquellas mujeres que han luchado y siguen luchando por un mundo más justo para todas.
A luchar por la igualdad entre hombres y mujeres!!
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