Consumimos la noche amándonos
un cuerpo a cuerpo en que no hubo
sino nuestros corazones ateridos, heridos
que pedían más y más y más.
Tus brazos me miraban, tus ojos
me abrazaban y yo respondía
con la caricia de los míos,
notando que tenías frío.
Nunca juntamos tanto nuestros cuerpos,
hasta no saber quién de los dos estaba dentro.
A. Álvarez. 4/9/23
Este poema está bien porque analiza como ser cariñosos!!
ResponderEliminar