Cogí a toda pastilla el autobús por la tarde para llegar a tiempo a la fiesta por partida doble para mí, pues era, además, mi treinta y seis cumpleaños. Todavía se pueden decir.
Traje palomitas y una monitora nos maquilló a más de uno terroríficamente guays, en mi caso de zombi .Poco a poco, en el gimnasio ayudamos a colgar murciélagos y calabazas de cartulina del techo. Algo más tarde otra de las monitoras hizo los honores de anfitriona y nos dijo que "lo único que estaba prohibido era no pasarlo bien". Soltamos todos una carcajada traviesa y fuimos entrando al gimnasio, en donde estaba preparada una mesa en la que habían refrescos y picoteo.
La primera canción para oír y bailar fue, cómo no, “Thriller”, del inolvidable Michael Jackson. Yo aluciné viendo lo bien que bailaba imitándolo un compañero nuestro. Los allí presentes tuvieron el detalle de cantarme el “cumpleaños feliz”, cosa que yo les agradecí de corazón. Finalmente, algunos cantamos con un karaoke éxitos musicales de otras décadas, en el que participó bastante un compañero de nuestro CRIS, que volvía aquí ya recuperado. Bueno, espero que esta crónica os haya entretenido, la de un día en el que la felicidad y las ganas de disfrutar del mismo eran generales.
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