Yo no soy quién para quererte,
soy solamente una sombra fugaz,
un reflejo en el espejo.
Un trazo en tu retrato
un simple color
o una nota musical
No llego casi a ser ni yo,
un espejismo engañoso, inexistente,
algo que no concibes que te ame.
Y sin decirte adiós, te añoro
querría ser cuerpo solamente
para fundirme en ti.
O pura alma, la tuya por supuesto,
pues así de algún modo,
sentir tu pertenencia.
Ana A.
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